Hace tiempo que pasamos de ser ciudadanos de a pie, a ciudadanos conectados, Netizens, con acceso a las fuentes de información, que nos proporciona la sociedad del conocimiento y las tecnología sociales.
Hace tiempo que los gobiernos y administraciones públicas, se han auto-impuesto leyes y normas, que les obligan a la publicidad activa y al Derecho de acceso a la información, ambos, los pilares de la transparencia publica. Fue en enero 2009, a raíz del Memorándum de Transparencia y gobierno abierto promulgado por Barack Obama, cuando dio comienzo la ola de la transparencia, y la mayoría de los Estados modernos, iniciaron un proceso de transformación y apertura. Hoy, en marzo de 2020, muchos países se han adaptado jurídica y procedimentalmente a una Democracia, en la que la Transparencia es uno de los pilares básicos.
El Covid-19, ha puesto en jaque al sistema, a los gobiernos, autoridades sanitarias y a las administraciones publicas en todos sus niveles., y en los 5 continentes. Ha evidenciado, que a pesar del acceso a los datos, y la capacidad de análisis de los mismos, los gobiernos han sido incapaces, en la mayoría de los casos, de prever y prevenir los efectos de esta Pandemia Mundial. La sabiduría popular inherente en el refranero : ¨Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas ha remojar ¨, en el caso de Europa y EEUU, no ha servido para nada. Cada caso, supera al anterior en negligencia y falta de previsión.
Al mismo tiempo, y por primera vez en la historia moderna, se está confinando a los ciudadanos de la mayoría de los estados modernas, bajo el decreto gubernamental de Estado de Alarma. Se ha paralizado la economía, se han cerrado empresas, industrias, servicios de hostelería y miles de personas han quedado sin trabajo.
Por otro lado, los medios de comunicación viven una época dorada, máximas audiencias, máxima expectación, las noticias proliferan e inundan los espacios televisivos, periódicos y paginas de internet. Información, datos, gráficos, análisis, entrevistas, todos en torno al hastagh #Coronavirus #Covid 19. Las redes sociales arden, whatsup, Facebook, Instagram, etc Los Netizens comparten videos, memes, chistes, opiniones de expertos, y muchas, muchas, fake news.
Y en medio de este caos, aunque parezca mentira, reina la desinformación, el desorden, le confusión, el desconcierto, la desorganización, la anarquía informativa, el embrollo, el enredo, el lío y la vorágine. Podríamos hablar, hoy si, del Fenómeno de la INFOXICACIÓN.
Las autoridades nos proporcionan datos inconexos, nº de infectados (desconectado del nº de test realizados), numero de ingresados en UVI (desconectado del tipo de afecciones que padecen), nº de fallecimientos (más de lo mismo, algunos países no contabilizan a los fallecidos por otras afecciones, aunque tengan Covid-19), nos faltan datos de tramos de edad, disponibilidad en centros hospitalarios, recursos actuales y futuros de personal, equipos y material de seguridad; informes de expertos pagados por el gobierno que no se comparten con la ciudadanía, datos fiables por territorio, medidas de control de la movilidad, datos en el acceso al trabajo, uso de medios de transporte, consumos de hidrocarburos, tiempo y previsión de escenarios de confinamiento, etc. Y nosotros, los ciudadanos de a pie, con acceso a una información restringida, en nuestras casas, frente a un panorama de incertidumbre, miedo y crisis económica sin precedentes.
Donde esta la Transparencia del gobierno, quizás piensen que es suficiente con una comparecencia diaria del comité de crisis, de equipo de trabajo de Moncloa, que no hacen más que repetir los mismo datos, una y otra vez. Y además, son las mismas personas que nos decían que no había nada por lo que preocuparnos.
La opacidad es total, y lo peor que está camuflada tras un halo de falsa transparencia, o lo que podríamos llamar TRAMPARENCIA.
Queremos conocer datos fidedignos; los diferentes escenarios sanitarios y económicos que se manejan; datos de evolución de la enfermedad en tiempo real, por CCAA, localidad, centro hospitalario, así como su evaluación en el tiempo; conocer los informes que maneja el gobierno por parte de los expertos; mapas con geolocalización con datos de utilidad pública, hospitales, ocupación, ingresados en planta, ingresados en UCis,
disponibiidad de recursos humanos con los que cuentan, equipos de seguridad, respiradores, y equipos UCI, ambulancias mediatizadas, etc.
Por otro lado, conocer los planes de acción y reacción ante la crisis, planes económicos, planes de contingencia, planes sanitarios de recursos humanos y materiales. También la transparencia tiene que ahondar en el control y publicidad de los contratos y el presupuesto extraordinario requerido para la gestión de la crisis, partidas destinadas por categoría y área, etc
Esta más que demostrado, que en momento así, es cuando mas corrupción aflora en el sistema. Compras masivas y a contrarreloj, contratos que se tramitan con criterios de urgencia, contrataciones de recursos humanos, subvenciones y ayudas a empresas y colectivos, y todo ello debe quedar bajo la lupa de la transparencia en tiempo real. Si la Transparencia es necesaria para la salud de los sistemas democráticos, en tiempos de guerra o de Pandemia, lo tiene que ser aún más. El gobierno tiene que hacer un sobre esfuerzo tanto desde una perspectiva endógena, como exógena.
ºNecesitamos la máxima transparencia en la información y la gestión de la crisis, así como extremar la transparencia y los controles en la administración publicas, a nivel presupuestario, de contratación y de recursos humanos y materiales. El gobierno cuenta con los datos e información publica, un ejercito de funcionarios, asesores, expertos y analistas, y con los medios tecnológicos para alcanzar el máximo estadio de la Transparencia Pública. Esto podría hacerlo, hasta una pequeña Pyme con el conocimiento y unos recursos mínimos, pero no se hace, por que no interesa. La opacidad siempre ha sido más rentable que la transparencia, en forma de rédito político. Pero la final, la verdad aflorará y llegará el tiempo de la Rendición de Cuentas, aunque para muchas cosas, ya sea tarde.